RUTAS EN MOTO POR LA COSTA GADITANA

La ruta que nos ocupa aborda gran parte de la costa atlántica de la provincia de Cádiz, recorriendo varios de los enclaves más importantes del litoral gaditano, y haciendo el recorrido de vuelta por el interior de la comarca de La Janda, con parada en algunos pueblos blancos. En total, casi 300 kilómetros de paisaje típicamente andaluz, curvas y cultura. MAPA DE LA RUTA.


Iniciamos la ruta en la ciudad de Cádiz, capital de la provincia. En particular, la Catedral de Cádiz, conocida como la Santa Cruz sobre el Mar, nos sirve como punto de partida de nuestro viaje. Alzándose majestuosa a pocos metros del mar, la catedral alberga en su interior un patrimonio cultural de increíble valor.


Subiendo al conocido como Campo del Sur, comenzamos el camino de salida meridional, pasando el Castillo de San Sebastián y recorriendo todo el paseo marítimo. Una vez en la Autovía de la Luz, pasamos San Fernando (localidad también llamada La Isla) y Chiclana hasta la salida número 15. Ya empiezan a surgir los chalets y urbanizaciones y se va notando la cercanía de la costa. Tomamos el primer desvío hacia el oeste y desembocamos en la Urbanización Novo Sancti Petri, un complejo turístico con un imponente número de centros hoteleros, campos de golf y, por supuesto, kilómetros y kilómetros de playa de arena fina y aguas atlánticas.


La belleza del litoral gaditano: las Calas de Roche


Si el rutero tiene interés, bordeando la costa hacia el norte se llega hasta el antiguo poblado de Sancti Petri, que cuenta con un castillo situado en medio del mar que se puede visitar. Pero nuestra ruta nos dirige hacia el sur, siguiendo la línea de la costa. Cruzamos otra importante urbanización, la de Roche, por su salida sur, que desemboca en las imponentes Calas de Roche. Son una sucesión de acantilados que forman playas naturales de increíble belleza. La tranquilidad de las acogedoras calas se une a la poca afluencia de bañistas, en parte debido al difícil acceso a algunas de ellas.


Las calas están coronadas por el Faro de Roche, que se erige imponente como vigía sobre el puerto pesquero de Conil. Desde el mirador, las blancas fachadas de la localidad conileña brillan con el sol, separadas de nosotros solo por otra serie de calas, como la Cala del Aceite o Fuente del Gallo. Volvemos a la carretera siguiendo las indicaciones hacia Conil, que rápidamente alcanzamos. La ciudad tiene dos caras: en invierno duerme, pero en verano se alza un insomne bullicio turístico que da una vida espectacular a la localidad. Ya sea en verano o en invierno, recomendada es la visita a la Torre de Guzmán, en pleno centro y con increíbles vistas de la ciudad.


Calas de Roche

Abandonamos la localidad por su salida sur, cruzando el Río Salado. Nos esperan un par de kilómetros de playas con nombre propio. El Palmar, Zahora y Los Caños de Meca son pedanías que ofrecen turismo de playa a un ritmo más tranquilo. Aquí el viajero encontrará locales de chill-out, hoteles en bungalows y chiringuitos con comida fusión. Un estilo distinto al de los enormes complejos hoteleros que visitamos previamente en Sancti Petri. También es digno de mención el Faro de Trafalgar, situado en una zona de gran importancia histórica debido a la batalla del mismo nombre entre flotas inglesas y franco-españolas.


Caños de Meca se asienta sobre la falda del Parque de la Breña y Marismas del Barbate, en el que resalta el imponente pinar encaramado a los acantilados atlánticos. Estos dejan a la vista aguas de un brillante color turquesa, que podemos recorrer gracias a los numerosos senderos que la Junta de Andalucía ha ido elaborando a lo largo de los años y que son destino habitual de senderistas y domingueros.


Playas infinitas


Cruzamos el parque a través de la CA-2233 y llegamos a Barbate, clásica localidad pesquera donde el atún juega un papel principal en la gastronomía. Será difícil encontrar un bar o restaurante donde no te sirvan un buen atún encebollado o una tapa de cazón en adobo. Subimos hacia la salida norte de la ciudad, que nos deriva a los pies de otra localidad muy de moda últimamente: Vejer de la Frontera. La cuesta sureste nos da acceso a la parte nueva de la ciudad, desde donde es posible tener una vista panorámica de todo el casco antiguo, gracias al valle que discurre por el medio de la población y que desemboca en el importante río Barbate. A lo largo del extremo occidental de la localidad se sitúan numerosos molinos, que históricamente han utilizado la fuerza del viento de poniente (proveniente del oeste) para moler trigo, y que en la actualidad se conservan en bastante buen estado.


Bajamos de la ciudad por el norte, desembocando en La Barca de Vejer, y tomamos la clásica N-340. Tras unos cuantos kilómetros acompañados de molinos de viento a ambos lados de la carretera, tomaremos el desvío hacia Bolonia a mano derecha. Otra de las playas paradisíacas de la provincia, Bolonia cuenta con varios puntos de interés que la mantienen en el candelero cada año. Por un lado, la duna de Bolonia es un arenal que se eleva hasta los 30 metros de altura, propiciada por los vientos de levante del Estrecho y coronando los pinares que la rodean. Por otro lado, la antigua ciudad romana de Baelo Claudia es un complejo arqueológico de finales del siglo II a.C. que conserva los restos de lo que antiguamente fuera un importante centro comercial y logístico para el imperio romano. Es posible también visitar los miradores de Bolonia, situados más allá de la duna, sobre la Sierra de la Plata, lo que nos proveerá de impresionantes panorámicas del Parque Natural del Estrecho.


Fecha de publicación 05/02/2021
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